LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA
Y AGRÍCOLA
El modo de vida de la
población europea sufrió su cambio más rápido y profundo bajo el impacto
de la "Doble Revolución" (la industrial y la "política",
iniciada en E.E.U.U. y Francia). Tras esta "Doble Revolución", Europa
pasa de tener una sociedad anclada en características y valores casi medievales
(Antiguo Régimen) a otra más moderna (Nuevo Régimen). Pero para que la
denominada revolución industrial llegara a producirse, ésta tuvo que cimentarse
sobre importantes cambios en la esfera demográfica y agrícola. El primer país
en llevar a cabo dichos cambios fue la Inglaterra del siglo XVIII
LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA.
En
el último tercio del siglo XVIII y principios del XIX se produce una auténtica explosión demográfica. Centrándonos
sólo en Europa, se pasa de 187 millones de habitantes en 1800 a 401 millones en
1900, lo que suponía el 25% de la población mundial. Rusia pasa de 40 a 100
millones; Inglaterra, de 16 a 41; Alemania, de 23 a 56; Italia, de 18 a 32.
No
se conocen con certeza las causas de este desarrollo y la naturaleza y el ritmo
de descenso de las tasas de mortalidad.
Muchos historiadores han querido establecer una relación entre este fenómeno y
una mejora en la calidad y cantidad de la alimentación, debida a una mayor
producción agrícola. pero lo cierto es que no se dispone de una explicación
clara.
Uno de los problemas que ya se planteaba a fines del
siglo XVIII consistía en cómo alimentar a esta población creciente, recurriéndose a la roturación de nuevas
tierras, a la aplicación de nuevos métodos de cultivo y a la ampliación de
estos. Pero lo cierto era que la producción agraria, aunque mejoró, aún
no era suficiente para alimentar a la creciente población. Se
han dado otras explicaciones del crecimiento demográfico, como el retroceso de
las enfermedades epidémicas,
lo cual es cierto en el caso de la peste y la viruela, pero también es cierto
que otras enfermedades como el cólera, el tifus y la difteria pervivían aún
con virulencia a fines del s. XIX.
No
hay duda de que la medicina avanzó
también, pues ya en el s. XVIII, Jenner había descubierto la vacuna de la
viruela, y a fines del XIX, científicos como Louis Pasteur, Robert Koch, etc.
habían descubierto los bacilos y dado el primer paso para la generación de los
antídotos, vacunas y sueros del tifus, el cólera, la rabia, la difteria, el
tétanos y la tuberculosis; también es cierto que Joseph Lister había introducido
la utilización de antisépticos en cirugía, que se empezaron a emplear anestésicos
en las intervenciones quirúrgicas, que ya se conocían los analgésicos y que los
hospitales proliferaban como lugares de curación. Pero la extensión, aplicación
y asimilación de estos adelantos era muy lenta y desigual.
Un
fenómeno demográfico a tener en cuenta fue el crecimiento urbano. Este fue muy lento a lo largo del siglo XVIII
y durante la primera mitad del XIX, pero a partir de 1870 se produjo una
aceleración en el éxodo rural y en el desarrollo de las ciudades. La industria,
concentrada en las ciudades, reclama una mano de obra abundante; los artesanos
rurales no pueden resistir la competencia de las fábricas y se constituyen en
los primeros emigrantes. Más tarde, la revolución agrícola permite, al
introducir máquinas en el trabajo de la tierra, reducir el número de los
campesinos, cuyos excedentes pasan a engrosar las masas de obreros industriales
urbanos.
Como en un principio nadie había previsto el desarrollo
urbano ni la afluencia de emigrantes, las ciudades fueron
creciendo en medio del desorden. Los obreros se hacinaban en inmundas casas de
vecindad y en sótanos de viejos barrios, o en chabolas del extrarradio. Los
barrios residenciales, los centros administrativos y políticos apenas tenían
que ver con los barrios fabriles y obreros, siendo en
estos últimos donde se cebaban la enfermedad y la muerte. No obstante, desde la
segunda mitad del siglo XIX, el empleo masivo del ladrillo y piedra en la
construcción, las primeras leyes que regulaban la construcción de edificios, el
suministro de agua potable, la eliminación de las aguas residuales, la limpieza
de las calles y el empleo de tuberías de hierro, junto a los avances de la
medicina ya señalados, incidieron claramente en el retroceso de la mortalidad.
LA
REVOLUCIÓN AGRICOLA
Aunque con ritmo mucho más lento que en la
industria o el comercio, también en el terreno agrario se produjeron transformaciones que se inician
ya a principios del XVIII y que se irían asentando, de forma desigual, a lo
largo del XIX. Los principales cambios en la agricultura se producen en primer
lugar en Inglaterra a
partir de 1750 y se refieren a dos aspectos:
1. Cambios
en la estructura agraria. Las enclosures (cercamientos
de las propiedades agrícolas) son un proceso que se intensifica en Inglaterra e
partir de 1760, estimulado por la subida del precio del trigo, provocado por el
crecimiento demográfico (mayor demanda de pan) y a las circunstancias
internacionales (guerras napoleónicas). Se llevó a cabo mediante concesiones (Enclosures
Acts o Actas de Cercados) que obtenían del Parlamento los grandes
propietarios, hasta que, en 1801, la General Enclosure Act fijó
por ley el cercamiento de las propiedades. Este fenómeno transformó la
estructura del campo, inglés en un doble aspecto:
- El sistema de campos abiertos (openfield) fue
sustituido por el de campos vallados (enclosure).
- Se produjo una concentración de la propiedad a
costa de los terrenos comunales y de los pequeños propietarios, que, incapaces
de costear los gastos de cercado y arruinados, se vieron obligados a abandonar
sus tierras y emigrar a la ciudad, mientras los grandes propietarios
ensanchaban sus propiedades, tecnificaban el trabajo y conseguían aumentar los
rendimientos.
2. Cambios
en las técnicas y en los cultivos. Entre las innovaciones técnicas más
importantes que tienen lugar en Inglaterra a mediados del siglo XVIII destacan:
- La eliminación del barbecho
mediante el abonado y
la rotación cuatrienalde
cultivos (trigo, nabos, cebada y trébol) que hacían que la tierra siempre
estuviera ocupada y evitaba su agotamiento. Es el llamado sistema Norfolk.
- Asociación de
agricultura y ganadería gracias
a la introducción de plantas forrajeras (remolacha y alfalfa) en el sistema de
rotación.
- Aparición de nuevo utillaje agrario, como el arado de
hierro, la hoz y la sustitución del buey por el caballo de tiro.
- Progresos en la irrigación, el drenaje y el abonado de la tierra.
- Cierta especialización comercial favorecida
por la nueva maquinaria y las plantas nuevas (patata, maíz…).
- Mayor peso del ganado, que comenzó a
estabularse y especializarse, y que dada su rentabilidad, sobre todo la del
ganado lanar, impulsó la ampliación de las praderas artificiales.
El resultado de
estos cambios es muy variado, por un lado la producción agraria aumentó
cuantitativa y cualitativamente permitiendo alimentar a la creciente población.
Por otro, el aumento de producción permitió que a su vez aumentaran los
ingresos por la venta de estos productos. Debido a la concentración de las
propiedades agrícolas, un escaso número de propietarios aumentó notablemente
sus beneficios, con lo que se generaba un excedente económico que permitía la
inversión en otros sectores.
¿influyó
la revolución agrícola en la industrialización? Parece
que sí. Phyllis Deane señala que la revolución agrícola contribuyó a la
efectividad de la primera revolución industrial principalmente de tres formas
- Alimentando
a la creciente población y,
sobre todo, a la población de los centros industriales.
- Aumentando
el poder de compra de los campesinos para la adquisición de los productos de
la industria.
- Suministrando
una parte importante del capital necesario para financiar la
industrialización.
Por
estas razones, las llamadas por muchos, revoluciones demográfica y agrícola
crearon los cimientos adecuados para la construcción de la denominada
revolución industrial, que en poco tiempo daría lugar a importantes cambios en
nuestra sociedad
Tomado de: https://apuntesdehistoriauniversal.blogspot.com.es
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